Volvemos con las reseñas tradicionales, y esta vez es para hablar de la nueva serie de Netflix, Kingdom.
¿Querés trajes de época?
Los tenés.
¿Querés paisajes hermosos y una fotografía increíble?
Los tenés.
¿Querés intriga política y drama?
Los tenés.
¿Querés artes marciales y duelos?
Los tenés.
¿Querés zombies y gore?
Los tenés.
Qué más le podés pedir a una serie...te estás poniendo demandante eh...
Esta serie de seis episodios está basada en el web comic Land of the Gods de la autora Kim Eun-hee. La historia transcurre en Corea, durante el período Joseon, y comienza en un momento delicado para el destino de la nación. El rey ha caído gravemente enfermo, y la joven reina le ha prohibido a todo el mundo la entrada al palacio, incluso al príncipe heredero. ¿Por qué? Bueno, pues porque la reina está embarazada. Y si tiene un varón, quizás haya un cambio en la dinastía. Por supuesto, empiezan a correr los rumores de que el rey en realidad está muerto, y que el clan de la reina (que ha tomado el control de prácticamente todo lo importante) está ocultando esa información para evitar que el príncipe obtenga el trono antes de que ella de a luz.
Hasta acá tenemos un drama de época que sería bastante interesante de por sí, pero falta el ingrediente principal: los zombies. Sin spoilearles cómo se desata la plaga, sólo voy a mencionar que la escena clave en el contagio de la enfermedad está muy bien armada. La desesperación que sentís al ver cómo ya están todos condenados sin saberlo es estremecedora.
Como siempre, tenemos un puñado de personajes por los cuales sentir empatía: el príncipe heredero, su fiel guardia, una médica sobreviviente del primer brote zombie, un hombre misterioso con grandes habilidades guerreras y un magistrado que hace el papel de tonto del grupo (a alguien tenía que tocarle). Por otro lado tenemos los villanos: la reina y su ambicioso padre, el ejército real y los tremendamente miserables integrantes de la nobleza, que se cagan en el pueblo y lo abandonan a su suerte mientras ellos escapan con mucho confort (un poco a lo Titanic). Así, el príncipe tiene que ponerse todas las responsabilidades al hombro e intentar salvar a la mayor cantidad de gente que pueda mientras él mismo huye de la reina y su séquito. Hay mucha tensión a lo largo de la trama, y si se ponen nerviosos con esa clase de cosas quizás esta no sea la serie para ustedes, porque van a estar caminando por las paredes.
Encima, para colmo de males, estos zombies son como los de Train to Busan: rapidísimos. Al principio la gente se niega a entrar en razón y termina corriendo en círculos, pero conforme la historia avanza se ponen más pillos y van desarrollando una suerte de defensa anti zombie que, con todos sus problemas (principalmente, lo rudimentario de la tecnología) les permite ir sobreviviendo el día a día. Los pobres desgraciados tienen pocas chances de sobrevivir porque apenas cuentan con espadas, palos y poco más. Eso sí, como la mayoría de los muertos vivientes tradicionales, funciona lo de cortarles la cabeza. Santo remedio.
Se nota que hay mucha guita invertida en esto porque la calidad de la imagen y la edición están al nivel de Game Of Thrones, y francamente me alegro de que así sea porque a veces uno asocia esta clase de productos televisivos a algo berreta o clase B, pero esto está a otro nivel completamente distinto. Los paisajes son bellísimos, los trajes de época son claramente de una calidad superior, y el guión te va llevando de tal manera que de ratos te olvidás que estás mirando una serie de zombies y no un drama histórico. Otra cosa que me gustó es que es una auténtica producción coreana, filmada en Corea y hablada en coreano. Ya estoy saturada de las clásicas producciones hollywoodenses que transcurren en países remotos donde los protagonistas son sorprendentemente blancos y todos hablan en perfecto inglés, tirando un poco de acento y alguna que otra palabra en su idioma original como para crear ambiente.
Sin revelar nada, el final de la serie no es (claramente) el final definitivo y es obvio que ya contaban con la luz verde para continuar. Por suerte parece que tenemos Kingdom para rato, porque las primeras críticas que salieron son muy positivas y ahora en febrero ya arranca la producción para la segunda temporada. Lo único que queda por esperar es que se mantenga el nivel de la primera. Con eso ya me doy por hecha.
Lo único que le critico es, precisamente, que después de todo ese tremendo desarrollo dramático no haya un clímax del arco narrativo que se corresponda con lo que venía pasando. Se siente más como un mid-season finale que un cierre de temporada posta. Pero bueno, sabemos que lo hacen para tenernos agarrados y yo ya estoy re entregada. Qué le vamos a hacer.
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