Reseña de Susurros - Parte II

Hoy voy terminar de comentar Susurros, de A.G Howards, cuya crítica comencé la semana pasada.
Voy a tratar de volcar mis opiniones mientras aún estén frescas.

Susurros tiene muchas de las cualidades de un fanfic (malo). Luego de una visita a su madre, que está internada en un psiquiatrico, a Alyssa se le ocurre casualmente comenzar a ahondar en el tema del País de las Maravillas.

Uno pensaría que, dado que lleva AÑOS escuchando hablar a los bichos y a las plantas, se le habría ocurrido antes eso de preguntar 'Che ma, qué onda esto, estamos locas o tenés algún secreto familiar que contarme', pero bueno, la cuestión es que en cinco minutos resuelve todo lo que podría haber hecho antes: descubre los objetos secretos que su madre escondió en la casa (un par de guantes, una hebilla, una llave misteriosa) y se las arregla para atravesar el espejo del comedor, devenido en portal dimensional. De ahí llega a Londres, donde la espera una estatua que esconde la entrada al País de las Maravillas (es un nombre muy largo para tener que escribirlo continuamente así de ahora en más me referiré a él como "PdeM"). 

A todo esto, accidentalmente ha arrastrado consigo a Jeb, su amigo guapetón. Algo muy importante acerca de Jeb, que olvidé mencionar anteriormente, es que tiene un piercing en el labio.

¿Qué? ¿Cómo que eso no es importante? ¿Entonces porqué la autora lo repite cada dos líneas?

Alyssa aparentemente tiene un fetiche con el piercing y lo toca constantemente, pero eso no es excusa para recordárnoslo tooodo el tiempo.

 En fin, Jeb y Alyssa juntos inician el descenso a una versión bastante creepy del PdeM. Luego de escapar de una horda de flores zombies y un octobeno (una especie de morsa-pulpo), se encuentran con el famoso Morfeo. Todas las interacciones entre Jeb, Morfeo y Alyssa son burdas y forzadas: Alyssa está caliente con los dos, Jeb hace el papel de chico bueno y protector, y a Morfeo le toca ser el chico malo seductor.

Sin embargo, todas estas idas y venidas entre ambos son inútiles, puesto que en esta clase de libros el chico malo nunca pasa de un coqueteo (a lo sumo un desliz): el chico bueno prevalecerá al final. Susurros no es la excepción, así que esta parte de la trama carece de suspense. Es una lástima, dado que es, de hecho, la más desarrollada. Howard construye un PdeM interesante, pero la cuestión fantástica queda en segundo plano mientras la novela se enfoca en un romance mal construído (y falla). 

 Y como obviamente Mary S...digo, Alyssa, es re especial, se pelean por ella. Literalmente, se agarran a las piñas mientras 'Ali' pierde el tiempo quedándose perpleja: 

"Me inclino, con las sienes palpitantes, mientras me ahogo en un mar de recuerdos distorsionados y emociones inconexas."

Mientras Alyssa lucha por recuperar los recuerdos del PdeM que ha perdido, se suceden muchos acercamientos con sus dos sensuales compañeros: a cada rato quedan separados apenas por milímetros: boca con boca, cara con entrepierna...en fin, alguien necesita una ducha helada. Y ni siquiera podemos culparla, porque Morfeo es el sueño húmedo de cualquier adolescente calentona que escribe fics: tiene unas hermosas alas negas, una campera de cuero (negra, por supuesto), botas militares, pantalones gastados, pecho suave (¿?) y mentón afeitado. Además, lleva unas marcas (negras) en torno a los ojos (no son tatuajes, son marcas de nacimiento, porque es así de cool) en forma de lágrimas, con joyas en los extremos. Sí, joyas, porque no era suficiente con todo lo anterior. Si les está costando trabajo imaginarlo, es más o menos así:

                                                              

Fast-forward de los siguientes capítulos: Jeb se hace pasar por un guerrero élfico, Morfeo le dice a Alyssa que ella tiene magia (claro que sí, campeona) y que tiene que aprender a controlarla para salvar al PdeM. Aunque Morfeo le calienta la pava, se besa con Jeb, que le declara su amor. Morfeo es celoso, mete púa y los hace pelear. 
Los tres asisten a una cena donde una extraña criatura le concede un deseo en forma de lágrima mágica a Alyssa. Luego, mientras Morpheo le enseña como controlar su magia ("controlar su magia" acá funciona como un eufemismo de "toqueteo innecesario") Alyssa descubre que la Reina Roja desapareció hace años, que su marido (el rey) la dejó por su hermana adoptiva y amnésica, la Reina Granate, y que a la Reina Blanca la encerraron hace años en una caja donde sólo se le ve la cabeza (plus, a Morfeo le cabía, así que Alyssa, que quiere el pan y la torta, también lo cela). No está demasiado claro el porqué, pero parecería que fue por invitar a Alice Liddell a su palacio en vez de detenerla. Eso sí, si alguien hace un sacrificio por amor puede intercambiarse con ella, pero quedará atrapado para siempre.

Si hay algo positivo para destacar (y la verdad, no hay mucho) es el hecho de que Alyssa no es una completa Bella Swan inútil, sino que de hecho hace algunas cosas por su cuenta, como por ejemplo, salvarse a sí misma (y a Jeb) de caer por un abismo. Pero ¿cómo lo hace? Ah, sí...CON LAS MARAVILLOSAS ALAS IRIDISCENTES que le salen en un momento de peligro. En serio, esta chica lo tiene todo.

Cuestión, que rescata la "sonrisa de Chessie" (es decir, la cabeza del gato de Cheshire) y tiene que volver a unirla con su cuerpo, que está desde hace años dentro del monstruo que se lo comió. ¿Y esto porqué? Ahora lo veremos...

Hay un plot twist  bastante obvio (no es que yo sea una maestra de la deducción, sino que la autora tira pistas tan sutiles como un ladrillazo en la cara): resulta ser que Alyssa no desciende de Alice Liddell, sino de la Reina Roja. 


 What?

La cosa es así: cuando Alice bajó al País de las Profundidades, armó un terrible quilombo. Se acusó a la Reina Roja de ser responsable de esto, ya que no la detuvo. Roja se defendió diciendo que estaba ocupada con otros asuntos, como, you know, que su marido le estaba metiendo los cuernos con su hermana Granate, pero no le llevaron el apunte. Alice es encerrada en una jaula y Roja huye hacia nuestro mundo, donde toma la forma de Alice. Allí crece, se hace adulta y tiene hijos, de los cuales desciende Alyssa. 

A todo esto, Morpheo estaba preso dentro de un capullo, y cuando sale habían pasado setenta y cinco años, por lo cual Alice ya era anciana. Morpheo convence a Roja de volver, y vuelve a poner a Alice en su hogar otra vez. Sin embargo, tantos años encerrada la habían vuelto loca, y muere al poco tiempo. Roja, que al principio había aceptado volver, luego cambia de opinión y decide llevar a sus hijos de vuelta a su reino, para reclamar el trono. Morpheo y ella pelean, y accidentalmente Roja cae sobre una reja, se empala y muere (pavada de accidente). Con su último aliento maldice a Morpheo.

Alyssa comprende entonces que su familia no está maldita, sino que sufre las consecuencias de ser medio humana y medio mágica; y que además fue engañada desde el principio, ya que Morpheo quiere que ella tome el trono, recupere la espada vorpalina (un arma poderosa) y lo libere de la maldición. 
Esta complicación de la trama le añade sabor y resulta interesante, si bien pierde un poco de gracia al verse interrumpido por descripciones como esta: 

"Alza una ceja y se alisa el traje a rayas negras y plateadas. Entre el traje y el pelo punk, parece un gángster emo".

Ya entendí, ya entendí, es la fantasía erótica de una darkie. Por favor, sigamos con lo nuestro.

Alyssa recupera la espada mágica y está a punto de ser coronada reina. Según lo que dijo Morfeo, esto era lo único que hacía falta para recuperar los portales que le permitirían volver a casa. Pero (redoble de tambores) resulta que estaba mintiendo.


 
¿No es eso toda una sorpresa? ¿Que el personaje decripto repetidas veces como embustero, manipulador, egoísta y traidor termine siendo...exactamente eso?

Wow, A.G Howard, tú sí que sabes cómo sorprenderme.

En realidad, Morfeo había seducido a Marfil, la  Reina Blanca, para meterla en la jaula mágica, le tiende una trampa al Rey Rojo y vuelve a la Corte Blanca contra él, todo para poder cerrar el portal y retener a Alyssa hasta completar su plan de coronarla.

¡Pero esperen! ¡Aúúúún hay mááás!

La Corte Blanca nunca le habría creído al Rey Rojo que Morfeo le había tendido una trampa a Marfil, así que tenía que ser ella misma la que se los dijera (y así poder detener a Morfeo antes de que atrapara a Alyssa para siempre), así que...Jeb se sacrifica y queda atrapado dentro de la jaula, para que Marfil pueda salir y hacer lo suyo.

¿Confuso? Sí, para mí también lo es. En el libro esto está explicado en dos párrafos, así que no puedo profundizar demasiado en este tema.

Resumiendo: Aunque Morfeo (y Jeb, aunque no se entiende bien lo que dice porque está adentro de la jaula) quieren que use su deseo para volver a casa, Alyssa lo usa para pedir que ojalá nunca le hubiera abierto la puerta a Jeb, por lo cual él no habría sido arrastrado con ella en ese loco viaje. Cuando la realidad vuelve a acomodarse, Jeb no está (nunca estuvo ahí) y el que se sacrificó fue el Rey Rojo, usando su amor por la Reina Granate.

Pero Alyssa sigue sin poder escapar, porque está poseída por el espíritu de la Reina Roja, que estaba atrapado en la hebilla que llevaba. Emmm...también recuerdo que parte de ella pasa a Alyssa en el capítulo donde recorre un jardín lleno de espíritus...¿entonces, porque nadie hizo nada hasta ahora? Ah, sí, para meterle emoción al final.

La Reina Roja quiere volver a reinar, usurpando el cuerpo de nuestra heroína. Morfeo declara su amor eterno a Alyssa, y le dice que hubiera reinado con ella para siempre. Roja, mientras tanto, le ofrece el cuerpo de Alyssa (manejado por ella, claro está) para convencerlo de que la ayude. Él duda.

Alyssa se harta de los dos y con el poder de su mente revive a los cadáveres de los caballeros élficos que murieron mientras ella recuperaba a Cheshire del interior del monstruo. Al final, Roja pasa su espíritu al monstruo y se come a Morfeo entero. Luego huye.

Alyssa aprovecha su poder para nombrar reina a Granate y vuelve a casa. Allí se encuentra con que Morfeo zafó (¿no habrán creído que iban a matar posta al galante chico malo, no?) y con que Jeb cortó con su novia durante el baile de graduación (classy move, kid) así que ahora pueden estar juntos para siempre.

Fin.

Así de brusco como fue, estoy aliviada, porque leer las últimas páginas me tomó mucho esfuerzo. Es tan malo todo, tan malo...

Ojo, cada cual con lo suyo. A mí me gustan las películas de zombies, y cuanto más malas son, más divertidas las encuentro, así que seguramente habrá mucha gente que encuentre a este libro entretenido, especialmente si son fans de las novelas de amor con tendencia a la cursilería.

Observaciones finales: Howard construye un PdeM con estilo Timburtoniano, pero modelado por Stephenie Meyer. Todos sus personajes importantes tienen sólo una característica notable (Jeb: bueno, Morfeo: sospechoso, Roja: mala) y sirven únicamente para rellenar la historia de Alyssa, que es "lo mejor de los dos reinos": tiene magia, puede volar, es hermosa, es ruda, anda en skate y además es artista. En definitiva, es espantosamente perfecta y no pude conectarme con ella ni un poquito. Es como esos chicos que se esfuerzan demasiado por ser cool y atrevidos y distintos, pero sólo consiguen hacer que los demás se sientan incómodos.

Pero he aquí la cuestión más importante: Susurros es la primera parte de una trilogía. ¿Leería los otros?

Quizás, pero sólo porque criticarlos es muy divertido. Aunque no prometo nada, porque estuve apunto de abandonar la lectura varias veces.

Veredicto: dos Alicitas y media. Y estoy siendo generosa.










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