Reseña de El juego de Ender (novela)

No soy muy aficionada a la ciencia ficción. Para mí es fantasy all the way. Épica, urbana, sword & sorcery, lo que sea. Mis pocos acercamientos a la C.F fueron gracias a películas como Star Wars o Starship Troopers (una de mis favoritas personales), pero la literatura de este tipo no me llamaba demasiado la atención. Incluso tengo toda la saga de Dune en mi casa, pero no la he leído por pereza. 

Hace unos días me compre El juego de Ender, el primer libro de la saga homónima. A grandes rasgos, la trama es la siguiente: la Tierra ha sufrido dos invasiones extraterrestres. Los insectores (así llamados por su gran parecido con los insectos terrestres) no han vuelto desde hace décadas, pero el mundo no ha vuelto a ser el mismo. Las religiones están prohibidas, tener más de dos hijos también. Los niños son obligados a llevar monitores (un aparato metido en la nuca que graba todo lo que hacen) para determinar si están aptos para entrar en las fuerzas militares o no. A los padres de Ender se les pide que tengan tres hijos (y por lo tanto hacer una excepción a la regla) porque suponen que van a tener vástagos brillantes. Y no están equivocados: Peter (de diez años al comienzo del libro), su hermana Valentine (de ocho) y Ender (de seis) son genios. Pero los dos primeros son rechazados: Peter por ser muy violento y Valentine por ser demasiado pacífica y empática. Ender, en cambio. es destinado a la Escuela de Batalla, un lugar fuera de la Tierra en donde permanecerá aislado de su familia mientras aprender a combatir a los aliens.


Antes de ahondar en los detalles, voy a hablar un poco del autor: Orson Scott Card. En teoría es fácil separar al autor de su creación: nada de lo que haga o diga el autor debería influir en nuestra percepción de su trabajo, puesto que la creación artística, las experiencias de vida y las convicciones personales no deben ir necesariamente de la mano. En la práctica, eso es mucho más difícil. Yo amo las novelas de Roald Dahl y conozco muy pocos autores que hayan llegado a semejante nivel de excelencia literaria tanto en sus creaciones para niños como en las dirigidas a adultos; sin embargo, no puedo ignorar que Dahl era antisemita. Puedo leer Matilda o Las Brujas sin pensar en esto, pero sé que ese autor tan maravilloso y al que admiro tanto tenía ideas terribles que no comparto para nada.


Lo mismo pasa con Lovecraft, creador de una mitología tan sólida y atrapante que continuó siendo desarrollada por otros autores después de su muerte. Su manejo del horror y el suspenso es fascinante, sus ideas no. Lovecraft era extremadamente racista y consideraba a los negros y a los asiáticos (a cualquiera que no fuese blanco, en realidad) como seres inferiores, no humanos, estúpidos y deformes. Tampoco estaba interesado en nada sexual y por lo tanto, no se fijaba en lo absoluto en las mujeres (meras máquinas de parir).

¿Era una buena persona? Probablemente no. ¿Será un clásico de la literatura de terror durante generaciones? Sin dudas. ¿Puedo consumir sus creaciones sin compartir sus ideologías personales? Sí, pero sería ingenuo de mi parte pretender que no hay una contradicción en eso. Por ejemplo, a mi me gusta la música de Calamaro, particularmente su primera etapa. Sin embargo, lo considero un pésimo ser humano. Puedo resolver no ir a verlo en vivo ni comprar su música para no generarle ingresos a una persona que detesto, pero puedo escucharlo en la radio o piratear su música y disfrutarla igualmente. Con Lovecraft no tengo ese problema: está muerto desde hace muchos años. Ahora bien, volviendo a Orson Scott Card...


El tipo es racista, sexista, misógino y por sobre todo es muy, muy, muy, muy, muy, muy, muy, muy homofóbico (también es mormón, lo cual explica en gran medida su actitud extremadamente conservadora). Los invito a leer algunos de los espantosos artículos que escribe (si saben inglés) como este o este. Básicamente, sostiene que las leyes que condenan los actos homosexuales deberían seguir vigentes, que aquellos que no las respeten no deberían ser considerados ciudadanos ni tener derechos y que se esforzará en destruir cualquier gobierno que legalice el matrimonio entre personas del mismo sexo. También explica que aquellos que dicen que no pueden reprimir sus deseos homosexuales están mintiendo, porque si uno puede dominar sus ansias de sexo prematrimonial también puede reprimir eso, y que esto va (naturalmente) contra las leyes de Dios. Aún peor, dona dinero frecuentemente a organizaciones y causas anti-LGTBI.


Yo podría bajar sus libros de internet pero no me gusta, me incomoda leer de la pantalla. Al comprar El Juego de Ender la mayor parte de mi dinero fue a parar al pago de los sueldos de los empleados de la librería, a la editorial que compró los derechos para publicarlo en español, a la editorial que lo compró originalmente...y al autor, por supuesto. Autor que hace donaciones a causas a las que estoy totalmente en contra. ¿Entonces que hago? ¿Puedo disfrutar lo que hace sabiendo que es una persona horrible y que contribuye activamente a que el mundo sea un lugar más injusto para muchas personas? ¿Cuál es el límite, si es que lo hay?

Polanski, por ejemplo, es un violador de menores. Esto se sabe porque la víctima lo denunció, posteriormente el lo admitió, pidió disculpas y después se exilió a Europa el resto de su vida para escapar de la prisión. ¿No vemos nunca más El bebé de Rosemary? ¿Y que hacemos con El Pianista? No hay dudas de que Polanski es muy bueno en lo que hace, aunque sea una mierda de persona. ¿Hasta dónde llega nuestra tolerancia? ¿Está mal que disfrutemos algo creado por un ser humano que nos genera semejante grado de repugnancia?


Otra cuestión a tener en cuenta es: ¿se reflejan estas cosas en sus obras? Dahl no incluye temas antisemitas en sus libros, pero Lovecraft sí se dirige despectivamente a las "razas inferiores" en sus obras. No puedo hablar mucho de Card porque sólo leí el primer libro, pero en este que leí construye un mundo donde el 99.9% de los personajes son hombres blancos (no agrego "heterosexuales" porque son todos niños y son bastante asexuados). ¡Sorpresa! Igual que El Señor de los Anillos, Star Wars, Indiana Jones, y así ad infinitum. La falta de diversidad cultural siempre fue un tema relevante. No es que yo no me pueda sentir representada con, digamos, Frodo o Han Solo, pero ¿por qué no sucede lo mismo al revés?

Hay quien dice que un hombre en el papel protagónico apela tanto a hombres como a mujeres, pero que si la protagonista es mujer a los hombres no les interesa o no les llega de la misma manera. ¿Acaso los hombres no pueden sentirse igualmente representados por Hermione o Éowyn? ¿Y si pueden, por qué no hay más personajes principales femeninos (o negros, mestizos y gays, ya que estamos)? Cuando estaba por salir The Force Awakens, Internet estaba llena de gente que se lamentaba porque iba a estar protagonizada por una mujer y un negro, y los estaban obligando a ser más diversos, y había que boicotear la salida de la película... Llorones.

Volviendo a El Juego de Ender, hay algunas cosas que yo no puedo percibir porque me lo impide mi falta de conocimiento sobre las circunstancias sociohistóricas de su publicación y, sobre todo, el hecho de que leí una traducción. De esta manera me escapan un montón de cosas que otros lectores (que leyeron el original en inglés) señalan, como el uso a la ligera de la palabra nigger (término despectivo para dirigirse a los negros) o que los malvados buggers (acá llamados inocuamente insectores) son lunfardo yanqui para decir "mariquitas" o "putitos".

Personajes negros hay uno, Alai, y mujeres hay tres: la madre de Ender (que apenas aparece), su hermana Valentine (bastante débil a nivel emocional) y Petra, la única chica de la escuadra y casi la única de la escuela, ya que como dice uno de los personajes: "No hay muchas mujeres acá porque siglos de evolución les jugaron en contra". No vuelven a mencionar el tema, así que no sabemos bien en contra de qué: después de todo, a la edad que son seleccionados (seis años) no hay grandes diferencias psicológicas, emocionales ni físicas entre chicos y chicas...en fin...

Dejando de lado los obvios prejuicios del autor, El juego de Ender es tremendamente interesante. La idea central es que los niños son elegidos a muy corta edad y se preparan toda su vida para luchar: no tienen amigos, no tienen familia, no tienen hobbies, sólo el próposito de ganar a toda costa. Hubiera sido fácil describirlos como adultos en miniatura ya que son todos maduros y brillantes, pero lo llamativo es que no dejan de ser criaturas que se preocupan como chicos normales.


 Ender es elegido precisamente por su inocencia y su fuerte empatía, que lo lleva a comprender a sus enemigos antes de derrotarlos para siempre. Porque el Ender del libro (a diferencia de su floja contraparte cinematográfica) es un asesino: llega a descifrar tan bien a sus atacantes que pone en práctica un plan que no sólo los vence, sino que además los elimina para siempre. Y eso es muy terrible para él, porque sigue siendo un alma sensible que sufre por los horrores que los adultos lo fuerzan a cometer al encerrarlo en un ambiente hostil donde es acosado constantemente por niños y adultos. También llaman la atención los hermanos de Ender, genios como él, que se proponen ganar notoriedad mundial manipulando la opinión política y social mediante identidades falsas (Locke y Demóstenes) que los muestran como adultos...¡y lo consiguen! Hay que esforzarse un poquito en suspender la incredulidad respecto a estos dos, pero si no lo habías hecho ya al leer sobre una invasión extraterrestre y una armada infantil, entonces vas por mal camino.


Si primero vieron la película y quedaron decepcionados, les recomiendo que lean el libro. La mayor parte de las cosas que no les cerraron seguramente las van a ver mejor retratadas y explicadas en la novela (por ejemplo, en la película entra a la escuela con 14 años y en un par de meses parecer ser el mejor sin motivo aparente, mientras que en el original entra con 6 y se convierte en el mejor a causa de las durísimas circunstancias a las que es sometido). También se trata más en profundidad la cuestión filosófica/moral del final, donde Ender siente compasión por unos enemigos que no eran ni malos ni buenos, sino tan enteramente diferentes a nosotros que no podían comprendernos. La película sólo le gana en cuanto a las partes de acción en donde los alumnos hacen prácticas de batallas, ya que en el libro se describen de forma técnica y confusa, lo cual resulta molesto al lector a la hora de visualizarlas.

Conclusión: a pesar de mi profundo desagrado por el autor y sus valores, seguiré leyendo la saga y recomendándola.





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