Queríamos tanto a J.K Rowling

Leí el primer libro de Harry Potter cuando tenía diez años, y terminé el último cuando tenía 17. Él acababa de dejar la escuela para luchar contra las fuerzas del mal. Yo había terminado la secundaria y estaba preparando el examen de ingreso a la universidad. Pasamos situaciones difíciles juntos, y como a otras personas de mi generación, me marcó de una manera especial, que otras lecturas (por mucho que las haya disfrutado) no lo hicieron.


Desde esa época, y más o menos hasta mediados de la década del 2010, la quise a Rowling como si la conociera. Y un poco creía que lo hacía, porque ¿cómo no sentir cariño por esa mina desempleada que escribía a mano en los cafés, que criaba a su hija sola, que pasaba cientos de páginas en máquina de escribir y que fue rechazada por decenas de editoriales hasta pegarla? ¿cómo no caer en la ingenua romantización del genio pobre y maltratado que luego consigue enrrostrarle su éxito a todo el mundo?

En fin. Los libros terminaron y también las películas, hubo un gran evento para la última y todos lloraron (o al menos, yo lloré) cuando J.K, la mujer que hizo un universo hermoso lleno de magia y lo compartió con todos, miró a la cámara y dijo: "Whether you come back by page or by the big screen, Hogwarts will always be there to welcome you home".


Después vino la etapa Pottermore, y como fanática acérrima insistí hasta conseguir un pase para la versión "beta" de la página. Sabía que nunca más iba a salir un libro, pero los cachitos de información que brindaba J.K me hacían olvidarlo por un rato. Estaba sedienta de conocimiento, así que le daba la bienvenida a cualquier cosa a la que pudiera acceder. Así me enteré de cosas interesantes, como la vida privada de McGonagall, o cómo se hacen las varitas.

Y después de eso vino la debacle.

Ojo, como les dije antes, a mí me alegraba que me contara cosas nuevas. Aspiraba a que alguna vez sacara un libro hablando de los hechos históricos de su mundo, como ya había escrito otros sobre su fauna, sus deportes y sus cuentos populares. Sin embargo, J.K empezó a comunicarse mayoritariamente por Twitter, y desde ahí empezó a tirar datos sueltos a la velocidad de la luz. Ya esa información no quedaba cimentada en ningún lado, más bien parecía que iba inventando sobre la marcha. No sólo hablaba de cosas secundarias, sino que comenzó a cambiar hechos que eran parte del canon. La polémica por la Hermione negra no fue la primera, pero sí una de las más discutidas. 

Básicamente lo que pasó fue que J.K permitió que un tercero escribiera una obra de teatro que "continuara" la historia de sus personajes, lo cual de por sí ha sido considerado como un error por parte de muchos de sus fans, puesto que algunos hechos que aparecen en ese horror llamado The Cursed Child entran en oposición directa con el canon de la serie original. Al margen de esa situación de por sí problemática, el debate subió de tono cuando se dio a conocer la elección de una actriz negra para interpretar a Hermione. En particular, siempre me pareció irrelevante esta parte porque Hermione no es un personaje cuya etnia impacte en la historia. ¿Saben qué cosas eran relevantes? Los dientes de castor y el pelo rebelde, pero eso nunca estuvo en las películas así que supongo que todos tenemos que conformarnos con las elecciones de casting de los directores.


Acá viene el problema: cuando se le preguntó a J.K que pensaba al respecto, una posible salida elegante hubiera sido decir: "Hermione está pensada originalmente como un personaje blanco, pero la verdad es que su color de piel no juega un papel importante es la historia, por lo cual considero que cualquier actriz con talento puede interpretarla".

¿Diplomático, no?


Eso es ofensivo, no sólo porque es una vil mentira, sino porque está negando una situación por completo. En vez de invitar a la discusión, de reflexionar sobre la importancia de la diversidad en una saga que fue leída por millones alrededor del mundo o al menos de plantarse firme en su visión de creadora, acusó a los que la cuestionaban de racistas. ¿Cómo sabemos que está mintiendo? Está muy claro: porque Hermione está hecha a imagen y semejanza de la más que blanquísima J.K (dato que ella misma aclaró en las entrevistas), porque en las ilustraciones originales que ella realizó la dibuja como una chica blanca, y porque personalmente eligió a Emma "Recontra blanca" Watson durante los castings de la Warner. En resumidas cuentas, tuvo veinte años para aclarar que Hermione no era blanca, pero casualmente sólo lo sacó a colación cuando otra persona tomó la decisión de contratar a una actriz negra. 

Ahí fue cuando empecé a sospechar algo terrible: J.K quería llevarse el crédito de ser progre e inclusiva sin serlo realmente. Pero no pude admitirlo, no todavía. 

En vez de reconocer la triste realidad, empecé a pensar en el pasado, más precisamente en un hecho incómodo que había estado ignorando. 

Varios años antes, después de haber publicado el último libro pero antes de que saliera la última película, J.K declaró que Dumbledore era gay. Eso causó una gran conmoción, especialmente cuando comentó que su gran amor había sido un personaje que aparece en los libros como su "mejor amigo" luego convertido en antagonista malvado. ¡¿Qué, cómo, por qué no lo dijo antes?! Pues -dijo ella- había tomado esa decisión porque la sexualidad de Dumbledore no era relevante para la historia. Había muchas historias secundarias que decidió no incluir, explicó, porque sino cada libro hubiera tenido cinco mil páginas. Pero la diferencia radica, creo yo, en que esto no es sólo un dato de color, es algo que cambia el canon. Si leen Las Reliquias de la Muerte sabiendo que Dumbledore estaba enamorado de Gridewald, la lógica de su arco de personaje se fortalece, y las decisiones que toma tienen un razonamiento totalmente distinto.


Pero bueno, que sé yo, eramos jóvenes y la queríamos mucho, así que creímos entender que su decisión autoral era la correcta. Pese a eso, nunca dejó de molestarme que saliera a aclararlo posteriormente. ¿Qué sentido tiene -me pregunté- salir a contarlo una vez que la historia ya concluyó? Si no era tan importante como para incluirlo en las novelas, ¿por qué contarlo ahora? 

Podría haber dicho: "Bueno, yo siempre supe que era homosexual, pero no pude incluirlo en los libros porque eran otros tiempo, hace veinte años las editoriales no estaban abiertas a la idea de incluir un personaje gay en una saga juvenil, y bueno, tuve que recortarlo". Pero no.

Esto volvió a problematizarse cuando estaba por salir la segunda película de Animales Fantásticos y se reveló que gran parte de la trama abarcaría la historia de unos jóvenes Grindewald y Dumbledore. Los fans, ansiosos, le preguntaron si esta vez verían el romance. ¿Se imaginan que uno de los personajes más respetados y queridos de una saga inmensamente popular tenga un interés romántico del mismo género que él? ¿Sí? Bueno, se lo van a tener que seguir imaginando nomás, porque J.K fue contundente: a pesar de que la trama toca explícitamente la relación de esos personajes, no se hará ni la más mínima mención al romance, porque "los fans ya lo saben".

¡¡¡¡¿¿¿¿!!!!????

A ver: nadie tiene la obligación de ser diverso e inclusivo en sus obras.
Tu protagonista no tiene porque ser negro o gay si no lo imaginaste así. Está perfecto.

Pero es bastante sospechoso que todo el tiempo clames que tal o cual personaje tiene características que te rehúsas a mostrar cuando llega el momento. Si no está mencionado en el canon de las novelas ni en el de las películas ¿en dónde es gay Dumbledore? ¿en nuestros corazones? ¿No es casi como si...tú sabes...estuvieras tratando de llevarte puntos de "aliada a la causa" sin hacer nada? 

En el medio hubo un montón de otras cosas cuestionables, pero todo pasó más o menos desapercibido hasta que la semana pasada reventó todo con unas declaraciones de lo más chotas que hizo J.K en Twitter. La cosa fue así:

Maya Forstater es una mujer que hasta hace poco trabajaba para el Centro para el Desarrollo Global, una organización sin fines de lucro que buscar eliminar la pobreza y la desigualdad mediante distintos programas e investigaciones relacionadas con lo social, lo político y lo económico. Pues bien, esta señora comenzó a escribir tweets públicos terriblemente transfóbicos en los que dice un montón de barbaridades. Para que se den una idea, llega a afirmar que lo biológico es lo único  que cuenta, que la percepción de tu propia identidad no es relevante, y que permitir "hombres" (mujeres trans que no se operaron los genitales) en espacios de mujeres cis lleva a que se cometan violaciones y abusos. Sí, así de ignorante y horrible todo.


Y no pasó nada. Entonces siguió escribiéndolos. Y siguió. Y siguió. Llegó a hacer 150 tweets en una semana. Así estuvo hasta que le mandaron una carta cortés pero firme pidiéndole que se detuviera, porque estaba poniendo incómodos a sus compañeros de trabajo. 

Recordemos que esta señora trabajaba para lo que esencialmente es un lugar que recauda fondos para personas en pésimas condiciones de vida, pero no le sobra ni un gramo de solidaridad. En fin, así fueron pasando los meses sin que Maya cambiara de parecer, hasta que finalmente se le terminó el contrato y decidieron no renovárselo. 

Entonces Maya decidió demandarlos. Y perdió. 

Muchos se indignan con esto y hablan de "libertad de expresión", que no es lo mismo que "libertad de consecuencias". Una vez que decidís hacer públicas tus opiniones, tenés que bancarte todo lo que pueda venir detrás. 

Y ahora llegamos al punto álgido de la cuestión: la defensa de J.K. Vamos a decir la verdad: no es la primera vez que expresa esta clase de comentarios, sólo es la primera vez que lo hace de forma tan directa. Pueden leer ustedes mismos su declaración original, pero trataré de traducirla lo mejor posible: "Vestite como se te de la gana. Llamate como se te de la gana. Acostate con cualquier adulto que te acepte. Viví tu mejor vida en paz y seguridad. ¿Pero obligar a las mujeres a dejar sus trabajos por afirmar que el sexo es real? #EstoyConMaya #EstoNoEsUnSimulacro".


En primer lugar, estas dos se llevan biología, psicología y empatía a marzo, porque no entienden que género y sexo son dos cosas distintas. En segundo, es un comentario muy hiriente desde la forma en la que está escrito. Quizás en castellano cuesta apreciar el matiz semántico, pero "Sleep with any consenting adult who’ll have you" denota un desprecio marcadísimo. Básicamente les dice que se vayan a coger con cualquiera que les diga que sí, como si las personas trans fueran algo horrible que sólo puede aceptado a desgano, no deseado ni buscado. No hay mucha diferencia entre J.K y tu tío en Navidad diciendo: "Por mí que se llamen como quieran, para mí son todos PUTOS". 

¿Y ahora qué hacemos? ¿La cancelamos? ¿Dejamos de darle plata? ¿Quemamos todo?

La verdad, hace año que no consumo sus producciones. Ya no compro sus libros nuevos (porque me parecen malísimos), ni fui a ver su última película al cine (porque vienen siendo malísimas). Ciertamente no voy a dejar de adorar a Harry Potter y su pandilla. ¿Entonces? ¿Hasta donde se puede separar la persona autor de la persona real? Recordemos que fue idolatrada rabiosamente por su fan base durante muchos años. En gran parte, eso se debía al mensaje de amor que mandaba en sus novelas, lo cual la hacía parecer como una especie de paladina del respeto y la empatía. Y es jodido divorciarla de una obra en la cual los malos son siempre nazis, intolerantes, racistas o clasistas.

En síntesis, si leyeron todo esto esperando una conclusión definitiva, lamento decepcionarlos. No estoy acá para decirles si hay que dejar de consumir (o no) todo lo que sea marca Rowling porque ahora descubrimos que es una persona de mierda. Sólo se que me siendo profundamente decepcionada en un nivel personal, como si una persona cercana me hubiera ofendido adrede. El resto está en cada uno. 

Eso sí, que nos sirva de lección para dejar de idolatrar a la gente como si fueran incapaces de hacer algo mal: nadie se merece estar en un pedestal, nadie es perfecto, todos somos capaces de decir forradas.

 Gracias por venir a mi TED talk. Feliz Navidad.

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